La ministra de Vivienda, Ciudad y Territorio, Catalina Velasco, ha demostrado una vez más su indiferencia por los habitantes de Santa Marta, Capital del Magdalena, al no realizar las obras necesarias para solucionar la grave crisis de agua que padece la ciudad desde hace décadas.

Esta decisión arbitraria e irresponsable se suma a la pérdida de 1.6 billones de pesos que se habían destinado para la construcción del sistema de acueducto denominado ‘El Curval’, que traería el agua del río Magdalena y garantizaría el servicio por los próximos 50 años. El proyecto, que había sido aprobado en 2016 por la anterior ministra de Vivienda, Elsa Noguera, fue frenado por Velasco, quien alegó que no había recibido los estudios técnicos necesarios.
Así, la ministra de Vivienda le ha dado la espalda a Santa Marta, una ciudad de vocación turística que está próxima a cumplir 500 años y que tiene graves problemas de agua ni alcantarillado. Esta situación afecta la calidad de vida, la salud y el desarrollo económico de los samarios, que ven cómo se desperdician los recursos públicos que podrían mejorar su realidad.
A esta pérdida se le suma la de los dos billones de pesos que se habían asignado para la realización de los Juegos Panamericanos 2027 en la ciudad de Barranquilla.
La capital del Atlántico que había oficializado su postulación como sede, perdió la oportunidad de fortalecer su infraestructura deportiva y proyectarse internacionalmente como destino turístico ante el mundo.
Mientras tanto, la ministra de Vivienda cuenta con el respaldo del senador Alfredo Rafael Deluque Zuleta, quien en reiteradas ocasiones ha criticado al Gobierno Nacional por su supuesta falta de compromiso con la región y en el mismo sentido defiende la gestión de Velasco, a pesar de las evidencias de su ineficiencia y desidia. ¿Qué hay detrás de esta relación? ¿Qué intereses ocultos se mueven entre la ministra y el senador? ¿A qué costo se venden al mejor postor?
Los habitantes de Santa Marta exigen una respuesta y una solución inmediata a la problemática del agua, que no puede seguir siendo postergada por caprichos políticos. La ministra de Vivienda debe renunciar a su cargo y responder por el daño que le ha hecho a la ciudad y a sus ciudadanos. Santa Marta merece respeto y dignidad.
La ministra de Vivienda miente sobre la situación del agua en Santa Marta
La exalcaldesa de Santa Marta, Virna Johnson, desmintió las declaraciones de la ministra de Vivienda, Catalina Velasco, quien afirmó que el Distrito había rechazado los recursos ofrecidos por el Gobierno Nacional para la recuperación de pozos en la ciudad.
Johnson aclaró que el convenio para la rehabilitación de pozos lo pretendía adelantar el Ministerio con Findeter, sin que se necesitara ninguna aprobación del Distrito, y que ella había firmado la documentación necesaria para que la ESSMAR, intervenida por la Superintendencia de Servicios Públicos, avanzara en los diseños del proyecto.
Sin embargo, la ESSMAR no ha hecho nada al respecto, y los pozos siguen sin funcionar adecuadamente. «Debe usted preguntar al agente interventor de la ESSMAR por qué no ha avanzado desde el día que enviamos el certificado», le dijo la alcaldesa a la ministra.
Asimismo, la exmandataria recordó que los Gobiernos del Cambio son los más interesados en solucionar el desabastecimiento de agua, y que por eso impulsaron el proyecto de la Planta de Tratamiento de Agua Potable El Curval, con un valor de 1.6 billones de pesos, que traería el agua del río Magdalena y garantizaría el servicio por los próximos 50 años.
Este proyecto, que había sido reconocido por el Gobierno Nacional como sólido y necesario para la ciudad, fue frenado por la ministra Velasco, quien alegó que no había recibido los estudios técnicos necesarios.
De esta manera, la ministra de Vivienda ha demostrado que miente sobre la situación del agua en Santa Marta, y que no tiene voluntad política ni técnica para resolverla. Por el contrario, ha obstaculizado los proyectos que beneficiarían a los samarios, y ha favorecido los intereses de su aliado político, el senador De Luque, quien la ha defendido a capa y espada.





